La producción de sardina en el estado Sucre ha disminuido de forma significativa: aunque se registraron repuntes entre 2017 y 2018, los niveles se mantuvieron bajos y el aumento de la temperatura del mar es un claro indicador de los problemas que enfrenta esta pesquería.
Así lo advirtió el biólogo Antonio Quintero, investigador del Instituto Oceanográfico de Venezuela (IOV) y jefe del Observatorio Nacional de la Crisis Climática Región Nororiental (ONCC-RNO), en entrevista con el programa Háblame Bajito de Radio Fe y Alegría Noticias.
Quintero explicó que cuando la temperatura del mar supera los 24 grados, suele indicar que la surgencia es pobre. Esta situación, junto con una baja productividad primaria de las aguas, afecta los procesos biológicos, como los que inciden en la presencia de sardinas.
El especialista advirtió que, aunque no hay mediciones ni investigaciones al respecto, el recurso podría estar moviéndose a zonas más profundas y no desapareciendo.
“Es necesario hacer mediciones de todo el marco de nuestros mares para detallar los cambios que puedan estar ocurriendo y hacer las interpretaciones necesarias para llegar a tomar las decisiones correctas”, insistió.
En diciembre de 2024, los registros mostraron un descenso de temperatura, lo que sugiere que la surgencia y los procesos biológicos asociados podrían haberse intensificado.
No obstante, Quintero alertó que deben evaluarse en paralelo otros factores como salinidad, oxígeno, pH y la cantidad de fitoplancton y zooplancton presentes, para entender la verdadera riqueza biológica de las aguas.
Instalación del termomareógrafo
Para mejorar el monitoreo, en Puertos de Sucre y Caigüire, estados Cumaná, se instaló en diciembre de 2024 un termomareógrafo que mide cada pocos minutos la temperatura, el nivel del mar y la incidencia de las olas.
El objetivo es ampliar esta red con cuatro estaciones adicionales hasta alcanzar 11 puntos de medición en sectores como el Golfo de Santa Fe, Guaca, Morro de Puerto Santo y la isla de Margarita.
Las estaciones estarán vinculadas a centros de investigación locales, evitando depender de la centralización en Caracas.
Según el biólogo, se busca involucrar a los pescadores en el proceso, compartiendo los hallazgos para que conozcan cómo se desarrolla el mar y puedan planificar su actividad.
Agregó que, en el futuro, el país debe combinar este monitoreo con prospecciones pesqueras que permitan obtener cifras reales sobre el potencial del recurso.
Quintero recordó que, en el pasado, el Golfo de Cariaco pasó de producir 20 000 toneladas de sardina en los años setenta a solo 400, lo que demuestra la urgencia de evitar que el recurso desaparezca. “Si desaparece la sardina, desaparece un eslabón de la cadena trófica”, advirtió.
La acuicultura como solución
Sostuvo que se cree que una de las formas de solventar el problema es incrementando la acuicultura, por lo que se está desarrollando un proyecto de cultivo de moluscos, el cual ayudaría a enfrentar los periodos de baja producción de sardina y permitiría una mayor participación de la mujer en las actividades del mar.
Asimismo, recomendó evaluar otros recursos como el guacú y la langosta, y reforzar los estudios en zonas alejadas como el archipiélago Los Testigos, donde se presume que la pesquería podría ser abundante.
Finalmente, Quintero alertó que cada vez se requieren más horas de esfuerzo para obtener la misma cantidad de sardinas, lo que podría llevar a que la actividad desaparezca.