OpiniónOpinión Nacional¿Quién dijo “autonomía”?
Antonio José Monagas7 julio, 20250
Vale iniciar esta disertación preguntando: ¿Quién dijo “autonomía? De autonomía se ha hablado en demasía. Sobre todo, de “autonomía universitaria”. Término éste al cual la historia ha exprimido dada su repetida y especulativa utilización.
Especialmente, desde el mismo momento que surgieron las universidades, en el siglo XII. Sin embargo, el problema que su infortunada praxis degeneró, tiene una razón política. Aunque presenta otras. Propiamente, de causas económicas, financieras, sociológicas, administrativas, entre otras.
Sólo que las frustraciones que siguen pululando alrededor del alcance que potencia la presencia de una universidad en el contexto de variables ocasionales y estructurales que configuran su esencia, las de razón política gravitan con mayor incidencia a su alrededor. Este problema ha dificultado que las universidades se valgan de la “autonomía” que el Derecho Positivo les dispone en cualquier situación en que desarrollen sus capacidades y fortalezas.
Detalles que muestran
Indistintamente de lo que reza cada alusión que las leyes hagan en torno al concepto de “autonomía universitaria”, los problemas que recaen sobre ellas, son de importancia capital.
No importa que tan explícito sea el concepto o compromiso que su narrativa trace para referirse a su alcance. La contrariedad que deriva de su implicación dialéctica, ha sido desproporcionada respecto de lo que, contrariamente, la significación de “autonomía universitaria” podría estimular.
Es decir, el problema que acarrea la contradictoria suerte que afecta la exacta calificación del concepto de “autonomía universitaria”, es proporcional al juego malicioso del poder político que prolifera en su entorno.
La mano del poder político
Es indistinta cualquier decisión que le reste potestad a las universidades de ordenar y administrar su ejercicio académico. Cualquier determinación, le infringe un enorme daño patrimonial y funcional a la universidad que sea víctima de dichas decisiones. Las mismas se elaboran con la intención alevosa de incitar el deterioro de la “universidad autónoma”, como generalmente se les llama a las instituciones que, orgullosamente, se precian de dicha categorización.
Así que, ante el acecho de determinaciones que apuntan a restarle funcionalidad a las universidades, de nada o poco vale que el concepto de “autonomía universitaria” continúe fungiendo supuestamente de “palanca académica” “dirigida a favorecer” la libertad académica que luce señalada en lo que el concepto en análisis, recoge en su sintaxis y hermenéutica.
Para concluir
Esta disertación, planteada en el terreno de las protestas generadas ante las pretensiones del poder político de mermar las libertades académicas y derechos educacionales a las universidades que apalancan su desarrollo institucional en valores democráticos de crítica constructiva y abiertas al pensamiento universal, busca dar cuenta de la gravedad de inconvenientes que tales problemas incitan.
Es así que para aludir al vacío que decisiones gubernamentales disponen toda vez que cavan el hoyo en el cual procuran sepultar lo que queda de fundamentos operacionales y estructurales que asisten la dinámica de todo “Estado democrático y social de Derecho y Justicia”, cabría preguntar, con algo de ironía ¿Quien dijo “autonomía”?
Antonio José Monagas