El Estado de Israel tiene derecho a existir o no. Esa cuestión fue resuelta favorablemente por la naciente Organización de las Naciones Unidas en 1949. Con el voto positivo, por cierto, de Venezuela.
Pero hay Estados y entidades políticas que no sólo no le reconocen ese derecho a Israel, sino que su prioridad se encuentra en su destrucción, su extinción, en ser borrado del mapa.
La historia al respecto es larga y cruenta. La diplomacia como derivación de la guerra, ha logrado que varios enemigos mortales de Israel, reconocieran su derecho a existir y promovieran la paz. Egipto y Jordania, por ejemplo, para sólo mencionar a países limítrofes con Israel.
Los Acuerdos de Abraham han permitido que otros Estados árabes hayan aceptado coexistir pacíficamente con Israel.
Sin embargo, para la dictadura Islámica de Irán, su objetivo central es acabar con Israel. Han tratado de hacerlo de muchas maneras. Es un asunto de fanatismo religioso. Su estrategia ha sido tratar de acosar a Israel con grupos militares o próxis como Hamas, Hezbollah, Houtis, la Siria colonizada, y un entramado innumerable de entes terroristas.
La Irán de los fanáticos como Jamenei buscan conseguir armas nucleares para que Israel sea aniquilada y convertida en polvo y ceniza.
No han podido destruir a Israel. Al contrario, esa estrategia, incluido el ataque directo y masivo de Irán, ha sido derrotada por el Estado israelí.
El derecho del pueblo palestino en constituir un Estado, es legítimo. Pero un Estado para desarrollar las potencialidades económicas y sociales, no para destruir a otro Estado, en este caso Israel.
Fue Hamas quien destruyó la floreciente Franja de Gaza, convirtiéndola en una plataforma para el terrorismo y la guerra. Inclusive, Hamas siempre fue un adversario frontal de la Autoridad Palestina, semilla de un Estado palestino.
El horror del 7-0, destapó el horror de Hamas y provocó una reacción general de Israel, en el terreno militar. Un capítulo trágico en esa historia larga y cruenta por su supervivencia.
Hay que escuchar a la señora Meloni, jefa del Gobierno de Italia y lideresa de la Unión Europea. Abrir camino al diálogo para una paz duradera, sí. Impulsar fórmulas para legitimar la obsesión destructiva del Estado de Israel, no.
La defensa de Israel debe ser esencial en todos los procesos que se vayan desarrollando. Una defensa que muchos abominan, y que este escribidor alienta.
Fernando Luis Egaña
